Una de las familias más ilustres y
poderosas del antiguo reino de Galicia en el siglo XIV, fue la de los Torrechanos o Churruchaos, según la corrupción vulgar del dialecto gallego. El
solar de esta casa, cuyo origen se pierde en los primeros tiempos de la
conquista de los árabes, estaba en la ciudad de Santiango, y ocupaba el terreno
donde se ha edificado después el Seminario conciliar.
Los descendientes de los
Torrechanos se hicieron tristemente célebres desde la muerte del prelado
compostelano D. Suero de Toledo y el deán de la misma iglesia, en la procesión
del Corpus de 1366.
La mayor parte de los escritores
que hicieron mención de los sucesores de este linaje, le distinguieron con el
apellido de Pérez, pero consultando las autoridades más respetable, y tomando
en consideración la gravedad de su atentado, creemos que perderían su primer
apellido, Gómez, después de la muerte
de uno de los más poderosos partidarios de D. Enrique de Trastamara en Galicia.
El sobrenombre de Torrechanos lo
había adquirido esta familia por las muchas torres
o fortalezas que tenía en las tierras que eran de su pertenencia.
El P. Gándara[1]
dice «siguió las partes
del Rey D. Pedro también Alonso Gómez de Deza y su hijo Fernán Pérez Torrechau,
» y en otro lugar « Fernán Pérez Torrechau é Gonzalo Gómez Gallinato sirvieron
al Rey D. Pedro… dando muerte al arzobispo de Santiago D. Suero de Toledo. »
Ayala[2]
escribe lo siguiente: «E el arzobispo luego que ovo mandamiento del Rey partió
de su castillo de la Rocha, e vinose para Santiago, e viniendo por una plaza,
llegando a la puerta de la iglesia de Santiago, do el Rey estaba, llegó en pos
de él un escudero de Galicia que decían Fernán Perez Churruchao »…« é su padre
de aquel Fernán Pérez Churruchao estaba con el Rey.»
Molina[3],
en una de las octavas de mal gusto literario de su obra, donde se propuso
describir los sucesos más notables que tuvieron lugar en Galicia, se expresa de
esta manera:
También los Dezas que son Torrechanos,
aunque ya dejan aqueste
apellido,
después que hicieron el hecho atrevido
que al propio prelado mataron a manos.
Por las noticias que hemos presentado a nuestros lectores,
se echa de ver a primera vista que no están acordes los autores que refirieron
la muerte de D. Suero de Toledo con respecto al apellido de la familia de los Torrechanos o Churruchaos. A pesar de que Gándara llama Gomez al anciano Churruchao[4], y Molina lo distingue por el apellido Deza, nosotros creemos, y es lo más
probable, que siendo esta familia señora de muchas torres y jurisdicciones, así
como favorecida por entronques linajudos, llevó mucha veces los títulos de unos
y otros, llamándose a la vez Camba, Mesia y Deza, por los señores o castillos que tenían en las tierras del
mismo nombre.
En la jurisdicción de Camba
y Rodeiro poseían una fortaleza
respetable donde solían ir sus poseedores con mucha frecuencia, si hemos de dar
crédito a un manuscrito curioso que tenemos a la vista. En Mesia aun se conservan las ruinas de una torre con una inscripción
gótica donde se lee Pero Mesia y el año de su fundación. En Deza también hemos tenido ocasión de ver
otra fortaleza perteneciente a la familia de los Churruchaos, construida sobre peñascos escarpados y en medio de un
bosque tan frondoso como ameno.
La familia de los Torrechanos
se había hecho célebre desde los tiempos más remostos por los muchos servicios
prestados a los Reyes de Castilla y León, y por los valerosos capitanes que se
contaron entre los enemigos de los árabes y defensores de las tradiciones
religiosas y políticas de sus abuelos.
En el siglo XIV eran sus descendientes los más ricos y
poderosos de los caballeros de Galicia y de los partidarios de D. Pedro el
Cruel.
La muerte violenta del prelado compostelano los alejó para
algunos siglos del suelo que los había visto nacer.
Un curioso y poco leído escrito que hemos tenido a la vista[5] y
que nos ha sido reclamado por los actuales poseedores de esta casa solariega,
con lo cual se puede probar su autenticidad y verdad históricas, decía lo
siguiente al hablar de la genealogía de los Churruchaos: «El Castro Candad está
a una legua de Chantada, y es ahora casa sin título, la más principal de
Galicia ha más de quinientos años, que emparentaron con los Suarez de Deza, que
llamaron Churrichau. En este tiempo ha muerto a un arzobispo de Santiago una
señora y matrona valerosísima, la primera marquesa de Camba y Rodeiro, que casó
con Alonso Suarez de Deza, señalado caballero del tiempo de D.Alfonso XI, como
refiere la historia que ha por mal trato del arzobispo D. Suero y otros
caballeros en el castillo de Rupefert. Con esto perdió muchas tierras que posee
el arzobispo y el nombre Churruchau. Su solar lo tuvieron en Santiago y
llevaron por armas un castillo o torre.»[6]
Los detalles de este suceso son tan diversos como
contradictorios. El lugar de la catástrofe varía según el antojo de los
historiadores y los diferentes comentarios de la tradición. Una canción popular
de dudoso origen, y menos antigua que el hecho de que hace mención, dice:
En la calle de la Balconada[7],
Mataron a un arzobispo
Por celos de una madama…
Estas palabras carecen de fundamento por dos razones:
primera, porque no fue cuestión de honor sino de política la que movió el brazo
de los Torrechanos; segunda, porque
esta familia no tenía a la sazón más descendiente que Fernán Pérez.
Ayala, en la citada obra, explica el suceso en estos
términos: «E pusiéronse a las puertas de unas posadas que eran por do el
arzobispo avía de venir, e entrando por la ciudad fueron luego muertos a la
puerta de la iglesia de Santiago.» En medio de estas contradicciones y
ambigüedades, lo que se puede comprobar por una circunstancia que ha perpetuado
una locución vulgar, es que el arzobispo y el deán expiraron bajo las bóvedas
de la catedral.
El Rey, según la crónica, estaba sobre la catedral viendo
morir al prelado; y el refrán de vaite a
misa en Conxo, prueba que cerradas las iglesias de la ciudad hasta la
purificación de la metrópoli, tenían los compostelanos que cumplir con los
oficios divinos, extramuros de la población.
A consecuencia de este atentado, los Torrechanos, si hemos de dar crédito a la tradición, se refugiaron
al palacio que tenían en la ciudad de Pontevedra, hasta que se ocultaron en las
asperezas del vecino reino de Portugal.
Este palacio, cuya vista estampamos a la cabeza del presente
artículo, es de antigua construcción y se distingue por la buena distribución
de sus principales cuerpos y la pintoresca posición donde aún se conservan sus
ruinas. Edificado cerca de la antigua colegiata de Santa María, donde tiene un
santuario la cofradía de los Pescadores del barrio de la Moureira, consta de una sólida cortina cerrada por dos torres que
fabricadas según el gusto de aquellos tiempos presentan el aspecto ambiguo de
fortaleza y palacio que tenían las casas solariegas de los siglos medios.
Después de subir al trono castellano, el hermano de D.
Pedro, fueron confiscados los bienes de los Churruchaos
y agregados, por cinco generaciones, a la mitra compostelana. De esta manera
las torres y las tierras de su pertenencia quedaron en poder del sucesor de D.
Suero de Toledo, y los prelados compostelanos comenzaron la obra de abandono y
ruina que el tiempo se encargó de terminar con el poderoso arado de los siglos.
En la actualidad el palacio de los Churruchaos en Pontevedra no es más que un monumento artístico, más
célebre por haber pertenecido a la familia de los que mataron al arzobispo y
deán compostelanos, que por sus bellezas arquitectónicas.
La tradición se apoderó de la soledad de sus galerías y lo
ruinoso de sus torres, y cree que vaga errante el alma del Churruchao por sus bóvedas y que a través de los hierros de las más
lóbrega azotea se escuchan los gemidos de su hermana Estrella, sacrificada a la
voluntariosa resolución del prelado de Santiago y hermano del alcaide de Toledo
en aquella turbulenta época.
ANTONIO NEIRA DE MOSQUERA
Publicado en Semanario Pintoresco Español nº 37.
12 de septiembre de 1847
[1]
Armas y triunfos de Galicia
[2]
Crónica del Rey D. Pedro
[3]
Blasón de Galicia.
[4]
En la segunda edición de la obra del P. Gándara (1677) también llama Gómez al hijo del anciano Churruchao.
[5]
Se titulaba «De la nobleza
de la casa de Camba y sus principios y fudndación del castillo Castro-Candad,
donde se lee un privilegio de D. Pelayo a Lupo Cambero, progenitor de esta
familia.»
[6]
Sobre este episodio histórico escribió el autor de este artículo la novela D. Suero de Toledo, publicada en las Mil y una noches españolas.
[7]
Situada entre las calles rua Nueva y rua del Villar.