domingo, 8 de noviembre de 2015

Los Churruchaos



Una de las familias más ilustres y poderosas del antiguo reino de Galicia en el siglo XIV, fue la de los Torrechanos o Churruchaos, según la corrupción vulgar del dialecto gallego. El solar de esta casa, cuyo origen se pierde en los primeros tiempos de la conquista de los árabes, estaba en la ciudad de Santiango, y ocupaba el terreno donde se ha edificado después el Seminario conciliar.
Los descendientes de los Torrechanos se hicieron tristemente célebres desde la muerte del prelado compostelano D. Suero de Toledo y el deán de la misma iglesia, en la procesión del Corpus de 1366.
La mayor parte de los escritores que hicieron mención de los sucesores de este linaje, le distinguieron con el apellido de Pérez, pero consultando las autoridades más respetable, y tomando en consideración la gravedad de su atentado, creemos que perderían su primer apellido, Gómez, después de la muerte de uno de los más poderosos partidarios de D. Enrique de Trastamara en Galicia. El sobrenombre de Torrechanos lo había adquirido esta familia por las muchas torres o fortalezas que tenía en las tierras que eran de su pertenencia.
El P. Gándara[1] dice «siguió las partes del Rey D. Pedro también Alonso Gómez de Deza y su hijo Fernán Pérez Torrechau, » y en otro lugar « Fernán Pérez Torrechau é Gonzalo Gómez Gallinato sirvieron al Rey D. Pedro… dando muerte al arzobispo de Santiago D. Suero de Toledo. » Ayala[2] escribe lo siguiente: «E el arzobispo luego que ovo mandamiento del Rey partió de su castillo de la Rocha, e vinose para Santiago, e viniendo por una plaza, llegando a la puerta de la iglesia de Santiago, do el Rey estaba, llegó en pos de él un escudero de Galicia que decían Fernán Perez Churruchao »…« é su padre de aquel Fernán Pérez Churruchao estaba con el Rey.»
Molina[3], en una de las octavas de mal gusto literario de su obra, donde se propuso describir los sucesos más notables que tuvieron lugar en Galicia, se expresa de esta manera:

También los Dezas que son Torrechanos,
aunque ya dejan aqueste apellido,
después que hicieron el hecho atrevido
que al propio prelado mataron a manos.

Por las noticias que hemos presentado a nuestros lectores, se echa de ver a primera vista que no están acordes los autores que refirieron la muerte de D. Suero de Toledo con respecto al apellido de la familia de los Torrechanos o Churruchaos. A pesar de que Gándara llama Gomez al anciano Churruchao[4], y Molina lo distingue por el apellido Deza, nosotros creemos, y es lo más probable, que siendo esta familia señora de muchas torres y jurisdicciones, así como favorecida por entronques linajudos, llevó mucha veces los títulos de unos y otros, llamándose a la vez Camba, Mesia y Deza, por los señores o castillos que tenían en las tierras del mismo nombre.
En la jurisdicción de Camba y Rodeiro poseían una fortaleza respetable donde solían ir sus poseedores con mucha frecuencia, si hemos de dar crédito a un manuscrito curioso que tenemos a la vista. En Mesia aun se conservan las ruinas de una torre con una inscripción gótica donde se lee Pero Mesia y el año de su fundación. En Deza también hemos tenido ocasión de ver otra fortaleza perteneciente a la familia de los Churruchaos, construida sobre peñascos escarpados y en medio de un bosque tan frondoso como ameno.
La familia de los Torrechanos se había hecho célebre desde los tiempos más remostos por los muchos servicios prestados a los Reyes de Castilla y León, y por los valerosos capitanes que se contaron entre los enemigos de los árabes y defensores de las tradiciones religiosas y políticas de sus abuelos.
En el siglo XIV eran sus descendientes los más ricos y poderosos de los caballeros de Galicia y de los partidarios de D. Pedro el Cruel.
La muerte violenta del prelado compostelano los alejó para algunos siglos del suelo que los había visto nacer.
Un curioso y poco leído escrito que hemos tenido a la vista[5] y que nos ha sido reclamado por los actuales poseedores de esta casa solariega, con lo cual se puede probar su autenticidad y verdad históricas, decía lo siguiente al hablar de la genealogía de los Churruchaos: «El Castro Candad está a una legua de Chantada, y es ahora casa sin título, la más principal de Galicia ha más de quinientos años, que emparentaron con los Suarez de Deza, que llamaron Churrichau. En este tiempo ha muerto a un arzobispo de Santiago una señora y matrona valerosísima, la primera marquesa de Camba y Rodeiro, que casó con Alonso Suarez de Deza, señalado caballero del tiempo de D.Alfonso XI, como refiere la historia que ha por mal trato del arzobispo D. Suero y otros caballeros en el castillo de Rupefert. Con esto perdió muchas tierras que posee el arzobispo y el nombre Churruchau. Su solar lo tuvieron en Santiago y llevaron por armas un castillo o torre.»[6]
Los detalles de este suceso son tan diversos como contradictorios. El lugar de la catástrofe varía según el antojo de los historiadores y los diferentes comentarios de la tradición. Una canción popular de dudoso origen, y menos antigua que el hecho de que hace mención, dice:

En la calle de la Balconada[7],
Mataron a un arzobispo
Por celos de una madama…

Estas palabras carecen de fundamento por dos razones: primera, porque no fue cuestión de honor sino de política la que movió el brazo de los Torrechanos; segunda, porque esta familia no tenía a la sazón más descendiente que Fernán Pérez.
Ayala, en la citada obra, explica el suceso en estos términos: «E pusiéronse a las puertas de unas posadas que eran por do el arzobispo avía de venir, e entrando por la ciudad fueron luego muertos a la puerta de la iglesia de Santiago.» En medio de estas contradicciones y ambigüedades, lo que se puede comprobar por una circunstancia que ha perpetuado una locución vulgar, es que el arzobispo y el deán expiraron bajo las bóvedas de la catedral.
El Rey, según la crónica, estaba sobre la catedral viendo morir al prelado; y el refrán de vaite a misa en Conxo, prueba que cerradas las iglesias de la ciudad hasta la purificación de la metrópoli, tenían los compostelanos que cumplir con los oficios divinos, extramuros de la población.
A consecuencia de este atentado, los Torrechanos, si hemos de dar crédito a la tradición, se refugiaron al palacio que tenían en la ciudad de Pontevedra, hasta que se ocultaron en las asperezas del vecino reino de Portugal.
Este palacio, cuya vista estampamos a la cabeza del presente artículo, es de antigua construcción y se distingue por la buena distribución de sus principales cuerpos y la pintoresca posición donde aún se conservan sus ruinas. Edificado cerca de la antigua colegiata de Santa María, donde tiene un santuario la cofradía de los Pescadores del barrio de la Moureira, consta de una sólida cortina cerrada por dos torres que fabricadas según el gusto de aquellos tiempos presentan el aspecto ambiguo de fortaleza y palacio que tenían las casas solariegas de los siglos medios.
Después de subir al trono castellano, el hermano de D. Pedro, fueron confiscados los bienes de los Churruchaos y agregados, por cinco generaciones, a la mitra compostelana. De esta manera las torres y las tierras de su pertenencia quedaron en poder del sucesor de D. Suero de Toledo, y los prelados compostelanos comenzaron la obra de abandono y ruina que el tiempo se encargó de terminar con el poderoso arado de los siglos.
En la actualidad el palacio de los Churruchaos en Pontevedra no es más que un monumento artístico, más célebre por haber pertenecido a la familia de los que mataron al arzobispo y deán compostelanos, que por sus bellezas arquitectónicas.
La tradición se apoderó de la soledad de sus galerías y lo ruinoso de sus torres, y cree que vaga errante el alma del Churruchao por sus bóvedas y que a través de los hierros de las más lóbrega azotea se escuchan los gemidos de su hermana Estrella, sacrificada a la voluntariosa resolución del prelado de Santiago y hermano del alcaide de Toledo en aquella turbulenta época.

ANTONIO NEIRA DE MOSQUERA

Publicado en Semanario Pintoresco Español  nº 37.
12 de septiembre de 1847


[1] Armas y triunfos de Galicia
[2] Crónica del Rey D. Pedro
[3] Blasón de Galicia.
[4] En la segunda edición de la obra del P. Gándara (1677) también llama Gómez al hijo del anciano Churruchao.
[5] Se titulaba «De la nobleza de la casa de Camba y sus principios y fudndación del castillo Castro-Candad, donde se lee un privilegio de D. Pelayo a Lupo Cambero, progenitor de esta familia.»
[6] Sobre este episodio histórico escribió el autor de este artículo la novela D. Suero de Toledo, publicada en las Mil y una noches españolas.
[7] Situada entre las calles rua Nueva y rua del Villar.